Las causas son muchas, la demanda de vehículos no resulta acorde con las vías de la capital, el estado de estas también puede generar un paso limitado en algunos lugares, la mala señalización de las mismas y las imperfecciones de algunas señales de tránsito terminan en el caos habitual.
Seguramente los ciudadanos no se preguntan porque una señal se encuentra en mal estado o en que influye esta situación para la movilidad de Bogotá, sin embargo, esto puede ser foco de graves accidentes, congestionamientos o incluso confusiones fatales a la hora de conducir un vehículo.
Para muchos puede ser claro que los conductores necesitan guías evidentes y claras para manejar en cualquier lugar del mundo. Pero la diferencia entre muchos lugares del mundo y Colombia, en este caso más específicamente Bogotá es que la señalización de la ciudad pasa a un segundo plano y no se contempla como primordial para la movilidad.
Los culpables: los ciudadanos y el gobierno. Si las personas visualizan de manera correcta las señales pueden observar que muchas de ellas son utilizadas como grafitis callejeros que dañan la estética de la señalización, lo cual suele dejarlas sin función, en otros casos conductores borrachos se estrellan contra estos objetos y el gobierno no nunca las arregla, otras simplemente nunca fueron instaladas debidamente y en los casos más insólitos algunos comerciantes las utilizan como postes de apoyo de vallas publicitarias que terminan por tumbar las señales por el peso.
La pregunta necesaria es ¿quién regula la señalización de la ciudad? Se debería suponer que el ministerio de transporte o la secretaria de tránsito de la capital, pero hasta el momento no hay respuestas, aunque en la secretaria aseguran regularlas esto lo contradice el centenar de señales que en la ciudad no cumplen ningún objetivo.
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